En este blog se ofrecen algunas experiencias personales y con amigos de diferentes viajes, tanto transoceánicos como de un solo día. Y es que para viajar no hay que sacar ningún billete de avión, a veces a 5 kilómetros de tu casa existen terrenos inexplorados que siempre guardarás en el recuerdo.

viernes, 14 de septiembre de 2012

Días 49 a 52. Epílogo Bali


Uluwatu
Conocida como la Isla de los dioses, esta paradisíaca isla es famosa por sus elaborados templos y la cordialidad de sus gentes. Playas bordeadas de palmeras, la isla está repleta de manantiales, densas junglas, pueblos con una maravillosa cultura.
Se encuentra ubicada en una cadena, con Java al oeste y Lombok hacia el este.
Es uno de los lugares más enriquecedores del mundo. Bali es una mezcla única de cultura excepcional, paisajes hermosos, playas de ensueño, clima tropical y precios bajos...
Este sería el comienzo de la crónica si se tratase de una guía de viajes Pero no, es mi cuaderno de ruta y comienza así... 

Uluwatu, Padang Padang, Bingit, Seminyak, Kuta... Bali, origen de toda esta aventura y epílogo a la vez. La suma de experiencias de cincuenta y tantos días me ha traído pleno de satisfacciones hasta esta encantadora isla. No sé bien si ello ha hecho que no la disfrute igual o que por el contrario pueda apreciarla mejor. Lo cierto es que anécdotas no faltan. 

Uluwatu desde una posición de privilegio

Kuta es una ciudad de locura, creo que es el paradigma de lo que caracterizaba a Bali. Una isla tranquila, amable, tradicional, folclórica, acogedora... Kuta es actualmente un enorme centro de ocio - Bali es para los australianos algo así como la Ibiza de Oceanía, con discotecas en cada esquina- y comercio -miles de tiendas ofrecen todo tipo de mercancías tanto a turistas como a mayoristas, sobre todo europeos, que llegan desde hace años a la isla en busca de stock para sus negocios. 
El Bendesa, céntrico hotel de esta bulliciosa ciudad balinesa, es nuestra residencia. Piscina, desayuno incluido y una privilegiada ubicación lo convierten en un lugar perfecto para pasar los últimos días. Las primeras jornadas quedan reservadas para compras y regalos. Caminar por Legian Road es algo así como un OK Corral frente a los despiadados comerciantes que asedian tu tranquilidad, no con balas sino con incordiantes ofertas de productos que no necesitas. Caminando por Legian me siento como Denzel Washington o Eddie Murphy pero en lugar de rehenes intento rescatar el mayor número de rupias del precio inicial. 
Uluwatu
Alfonso en Uluwatu

Las negociaciones nunca son fáciles pero siempre un desafío. Al final todo gira en torno a las necesidades. Si realmente no quieres llevarte el producto estás muy cerca de conseguir un precio de ganga. Por el contrario, si te has enamorado de esa camiseta busca tu mejor Poker Face, porque esta gente caza cualquier farol.
Ofertas, demandas, amagos, los ya si eso me paso luego, idas, venidas, vueltas, artículos guardados en la agenda de posibles, regalos, recuerdos... La habitación del Bendesa colmada de mercancía tras dos días por esa calle de legionarios del consumismo. En todo el tiempo no tuvimos ni un momento para pensar en que estábamos en un auténtico Jardín del Edén para surfistas. Todo llegaría.

Y llegó. Domingo. Nueve de la mañana. Esta rutina me va a matar. No consigo dormir más allá de las 8. A pesar de haberme acostado bastante tarde y perjudicado después de que Alfonso (Chicho en anteriores crónicas) me mostrase los encantos de la noche balinesa me levanto demasiado temprano. 
Al rato nos hacemos con una moto, cargamos las tablas y nos ponemos en marcha. 
Uluwatu, la ola perfecta. En mis algunos viajes surferos no había contemplado nada igual. Ondas que se dibujan más allá del horizonte caminan armoniosas en simétrica alineación. Rompiente perfilado batiendo el arrecife coralino. Cremallera espumosa abriéndose camino ceremoniosamente hasta la orilla... y cientos de surfers que luchan por apropiarse de cada una de esas ondulaciones regaladas por la providencia marina. 


Padang Padang
 La descripción es muy bucólica, pero la realidad es más compleja. Aunque el escenario recién pintado invita a sumergirse en él, una vez en la orilla descubres que en esta ocasión es mejor mantenerse como espectador y guardar las imágenes para el recuerdo y las sensaciones para mi cuaderno. La dimensiones de las olas de hoy requiere un reconocimiento previo y una aclimatación para poder enfrentarse con garantías lo que implica un baño en Uluwatu. Por eso, acepto mis limitaciones, me siento, bebo una coca cola y desde un tranquilo mirador aprecio con curiosidad casi científica la belleza del lugar y la destreza de los que surcan los rizos oceánicos.


Cadillac en una de las grandes tiendas de Rip Curl
 En ese rato Chicho y yo bajamos a la orilla. Verlo desde abajo te acerca más a la verdad de la ola. La playa de coral deja tranquilas pozas donde te puedes remojar con la calma de una piscina. Lo mismo debe pensar otro chico que disfruta de un baño de sol y sal a pocos metros. Su cara nos llama la atención. Se parece a alguien conocido. Días después, mirando un cartel publicitario descubrimos que es Rob Machado, probablemente una de las mayores celebridades del mundo del surf.


Hotel Bendesa
 La jornada discurre pausadamente. Uluwatu ofrece muchos warungs (restaurantes locales) donde degustar un buen Mi Goreng (noodles) o Nasi Goreng (arroz) por pocas rupias y tirarse a la sombra en los privilegiados chill outs. Esa misma opinión deben tener unos chavales que hay a nuestro lado. Cuando estás aburrido o simplemente relajado usas tu energía en absurdos juegos mentales. Así, Chicho y yo nos ponemos a jugar a los parecidos razonables y encontramos en nuestros vecinos de hamaca al auténtico doble de Christian Bale, que debió ser el que trabajó con él en El truco final. La semejanza era tal que llegué a pensar que era el propio protagonista de American Psyco. Sin embargo, su acento argentino lo delató y a nosotros nos orientó en los siguientes personajes, que quedaron como los dobles de Willy Caballero uno y Kurt Kobain el otro, ambos caracterizados por su cabello aunque en circunstancias completamente opuestas.
Playa de Dream Land. Al fondo
 Entre risa y parodia decidimos marcharnos. Recuperamos nuestro vehículo a dos ruedas y paramos en otro de los legendarios spot de la isla, Padang Padang. Ahí si nos calzamos los escarpines y nos lanzamos contra el rompiente. Aunque yo lo primero que encuentro es un tipo que me salta una ola y me deja sin una de mis quillas. Game over.
El día siguiente fue parecido. El lunes mis baterías estaban al completo, sin la descarga de energía de una noche de birras y mi manejo al manillar de la moto es mucho más atemperado. Calles, autopista, cuestas, toboganes, caminos, gallinas, parking, pasillo, vereda, escaleras resumen el recorrido hasta Bingin. La playa una gozada y las olas un placer. 
Reparto de Coca Cola en Bingin
 El baño hoy es mucho más provechoso. Baño de sol, patos con sabor a despedida, aprendizaje, entretenimiento y muchas risas con los hermanos Calloway, dos jovenes chavales con tal emoción que tenía los más abiertos que el protagonista de La naranja mecánica, el Willem Dafoe alaudrupado como convenimos Chicho y yo continuando con los parecidos razonables, un corchero que era clavado a Mr Remfiel, el que está en el manicomio en Drácula, el Peter O´Toole de las Antípodas, pues parece ser que entre los surferos australianos se ha puesto de moda dejarse bigotillo a lo  Clark Gable... pero sobre todo nos quedamos flipados con Jack Johnson Ezquerro, un tio muy parecido al ex de Athletic de Bilbao y FC Barcelona entre otros clubes que se metió a surfear con una guitarra y su gopro y que se marcaba unas notas cada vez que agarraba una ola. Un espectáculo. Seguro que si pones surfing guitar en youtube sale el tipo este.
Única instantánea de mi experiencia surfera. Bingin
 Ya es hora de recogerlo todo, me voy para el aeropuerto. Escribiendo estas líneas mientras espero el taxi me vienen al recuerdo tantos momentos de estos dos meses. Muchos ya los he contado. Otros tantos permanecen en mi memoria, pero todos estaré encantado de contárselos en primera persona a mis amigos. Gracias por haberme leído. Es una satisfacción que me ha dado ánimo en malos momentos y energía para sentarme casi a diario a dejarlo por escrito.

Hasta mañana

Marco Polo de Bolsa


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