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Ignacio Hergé |
Sería muy poético empezar diciendo que un flamante sol nos desperto tras la primera noche singapureña, pero claro, si duermes en una habitacion sin ventanas… es complicado. Aun así el dia comenzo bastante bien. El Mercury hostel, el accidentado lugar donde finalmente dormimos, nos recibio con los brazos abiertos. Él, y por supuesto, su terraza en el ático, donde disfrutamos de unos huevos revueltos, beans, tostadas y un té encafetado con las sobras del termo del día anterior. A las 10 hacía falta ya la sombrilla para evitar el solano que estaba cayendo y en lugar de amedrentarnos,
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Así de feliz empezaba Nacho el día |
nos arriesgamos y nos colamos en el Jacuzzi. Alli estabamos los tres, tostándonos al sol, con música a todo trapo y burbujitas por todos lados. Sé de buena tinta que más de una se quedó con las ganas de meterse en el agua a chapotear un rato, pero… el trabajo es lo primero.
Para los que no lo sepan, en Singapur piensan que estamos peor de lo que ya andamos en España. El propio recepcionista nos espeto que ‘claro, el Jacuzzi iba a ser un descubrimiento, (Ostia un Jacuzzi!!) ya que en España esas cosas no existen’. Se pensará que todavia echamos los cubos de mierda por la ventana.
Lógicamente, el dia ya iba rodado. Volvimos a salir a la calle, a esa ciudad imposible donde todo es casi increiblemente perfecto, donde no ves papeles en el suelo, ni suciedad ni moñigas de perro, aunque también es normal porque tampoco ves perros.
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Templo budista. Chinatown |
Camino al metro tuvimos que doblegarnos y probar la reposteria local, donuts de Oreo, !!bien tirao!!! Nuestra parada en el metro era Chinatown. Como toda ciudad asiática que se precie, debe tener un Chinatown y si no lo tiene, se crea, como ya sabéis que van a hacer en Phnom Penh, que los chinos han comprado un lago en la ciudad, lo han desecado y harán ahi un centro comercial.
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Ceremonia budista |
Chinatown es un barrio colonial con casas de colores, decoradas con contraventas y cierres de lamas de Madera. A diferencia de otras ciudades, en este Chinatown no parece que vivan los chinos. La mayoria de las casas son comercios y restaurantes, tiene mas pinta de decorado que de barrio, aunque he de admitir que es muy bonito. Lo que si cuenta es con el Hogar del Jubilado Chino, una plaza donde ves ancianos (algo muy novedoso para un espanhol, ver a un chino viejo fuera de un plato de ternera con bambu). Estan tirados en los bancos, jugando al domino chino y olisqueando por ahi lo que hacen unos y otros.
En mitad de Chinatown hay un majestuoso templo budista chino, tuvimos la suerte de poder entrar en mitad de las oraciones y estuvimos buscando al Chico de Oro, pero ya se lo habia comido. Por cierto, sirva como apendice de lo perfecta que es la ciudad, debajo del gran templo, habia un parking subterraneo.
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El club del jubilado de Chinatown |
No pudimos evitar meternos a curiosear en el Mercado de abastos y no nos decepciono. Frutas de colores todavia no vistos, verduras estramboticas de Australia, China o Nueva Zelanda y los mas interesante, la pescaderia viva. En grandes peceras de metraquilato habia ranas y sapos, unos bichos enormes vivos que croaban y saltaban uno encima de otro. Tenias que tener cuidado con tus pasos. Si te despistabas, podias pisar la pecerilla de las anguilas vivas o de los peces gatos, que nada mas acercarte comenzaban a dar saltos.
Tras comer en uno de los restaurantes turisticos sin pena ni gloria, nos fuimos al Riverside a buscar uno de los grandes parques de la ciudad. No sin antes hacer una paradinha para tomar un café con madalenacas en el Starbucks. El Parque, lleno de ‘bestias’ salvajes y hombres gallarderos nos condujo al museo nacional de Singapur, que desde las 6 era gratis J. El edificio era arquitectonicamente espectacular (como casi toda la ciudad), aunque tardamos como 15 minutos en encontrar algo expuesto.
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Plaza de abastos. Chinatown |
Al final mereció la pena solamente por la exposición de la historia del cine asiático en el que descubrimos en un recorte de un diario local que Sarita Montiel era hija de un bodeguero granadino y que salto a la fama por cantar saetas en la semana santa de Sevilla… (que pensaran en Ciudad Real de eso?)
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Se lo comen todo |
Sin darnos cuenta, nos habiamos recorrido la ciudad entera casi de cabo a rabo en un dia y andando. Lo que da una idea de lo pequenha que es la ciudad. El recepcionista del hotel, el de Espanha sin Jacuzzi, cuando le dijimos lo que habiamos visto y le preguntamos que podriamos ver solo nos dijo dos cosas: centros comerciales o Little India. Asi que nos fuimos a cenar a Little India.
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El Will Smith de Calcuta |
Quizás este fue el momento más auténtico de Singapur, aquí sí vivían indios, bueno, hindús, y estaba lleno de comercios locales de frutas, flores , bazares, restaurantes y muchos, muchos indios de todas las clases y edades danzando y comprando por ahí. Tuvimos la suerte de ir a la feria del barrio, algo así como la feria del Palo, pero en el que solamente estan Basti y su familia. En el escenario cantaba el Will Smith asiatico, al que no le hizo mucha gracias que le grabasemos.
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En Little India abundan los puestos florales |
Cenamos en un vegeteriano junto con Paco Clavel y volvimos al hotel. Asi acabo nuestra visita a la ciudad demasiado perfecta, un 31 de julio de 2012, dia de San Ignacio de Loyola J. Al dia siguiente nos espera Krabi, en Tailandia, y todavia no sabiamos a donde teniamos que ir…
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