En este blog se ofrecen algunas experiencias personales y con amigos de diferentes viajes, tanto transoceánicos como de un solo día. Y es que para viajar no hay que sacar ningún billete de avión, a veces a 5 kilómetros de tu casa existen terrenos inexplorados que siempre guardarás en el recuerdo.

domingo, 12 de agosto de 2012

Día 30. Fuerte Cornwallis

Arsenal defensivo. Fuerte Cornwallis. Georgetown
5 de agosto de 2012. 

He aterrizado en el aeropuerto Polonia Internacional de Medan. Ya estoy en la mayor isla del archipiélago indonesio, Sumatra o Sumatera o en la lengua local. Viajo hacia el Danau Toba, el lago volcánico más grande del mundo.

La carretera, mi eterna compañera pero las líneas del asfalto me sirven a diario para dejar estas líneas. La exploración en solitario ha durado apenas 24 horas. Ayer dejo a Nacho y Nuria. Ahora mismo, Chicho duerme al otro lado del vehículo. Un buen recurso para suavizar el bacheado camino que nos conduce a la espectacular lámina de agua que se extiende junto al pueblo de Parapat, a 4 horas del aeropuerto de Medan.

Con esta megaurbe de más de 2 millones de habitantes, tercera ciudad del país por población, retomo el hilo de las líneas que cerraron mi ultima crónica.
Cenando en Chinatown, Georgetown, Malasia
Fachada en Chinatown
Mi despertar en Pulau Penang es algo pesado, el cansancio del largo viaje de ayer aún se acusa. Aún así comienzo el día con ánimo, no quiero dejar pasar de las horas que me quedan por aquí para conocer Georgetown. 

Entrada a la fortaleza
La torre del reloj. Georgetown
Cerca de Little India
La ciudad de Jorge, denominada así por los colonizadores británicos que se asentaron aquí mediado el siglo XVIII, tiene mucho que ofrecer. Pronto comienzo a caminar por sus calles y descubro la historia las fachadas de casas coloniales, edificios administrativos de época victoriana o los propios nombres de plazas y 
avenidas. Como Nacho escribe en su crónica días atrás, toda ciudad de estos confines aloja un Chinatown y muchas veces también una Pequeña India. Mi hotel, el Crystal Guesthouse se ubica en la primera zona. Desde aquí comienzo mi recorrido entre la lectura analfabeta de sus letreros en mandarín. Al llegar al final de la calle de mi alojamiento veo una barbería y me atrevo a dejar lisa mi cara a base de cuchilla. El chico, un hindú de unos 25 años, gran seguidor del FC Barcelona por lo que puedo deducir de los póster que cuelgan en su negocio se alegra al escuchar mi procedencia.  
Con mi gaznate a salvo, continúo paseando sin un rumbo determinado y apurando la batería del móvil para secuestrar los últimos recuerdos de la ciudad con mi cámara. Mi paseo indeterminado me conduce hasta un antiguo bastión británico que constituye la primera huella de los súbditos de Jorge III de Inglaterra en la Isla de Penang. Erigido por el adelantado del rey en Malaysia, sir Francis Light, que estimó que este fuerte serviría para ir ganando posiciones en la zona y así comenzar una feroz competencia con la Compañía Holandesa de las Indias, que hasta entonces había gozado del monopolio absoluto al este del Mar de Andamán. 
Menú servido sobre hoja de palma
¿Real? Cartel de Boliwood. Little India









Las habilidades diplomáticas de aquel antiguo miembro de la Royal Navy dio como resultado un satisfactorio acuerdo con el Sultán malayo que extendería el dominio de la corona británica sobre este pedazo de tierra hasta los años 50 del pasado siglo, eso sí con el intervalo de la II Guerra Mundial. En ese periodo los japoneses establecieron en Fuerte Cornwallis, que así es como lo bautizaron los fundadores europeos, su cuartel general hasta el armisticio, a finales de 1945.
Tras este paseo por la extensa historia colonial cierro mi relato con las primeras palabras que he aprendido a decir en la lengua de Indonesia. 

No hubo ferry pero sí un rápido y cómodo avión. Air Asia

Selamat jalan y Selamat tingel Adios y buena suerte

Marco Polo de Bolsa










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