En este blog se ofrecen algunas experiencias personales y con amigos de diferentes viajes, tanto transoceánicos como de un solo día. Y es que para viajar no hay que sacar ningún billete de avión, a veces a 5 kilómetros de tu casa existen terrenos inexplorados que siempre guardarás en el recuerdo.

sábado, 11 de agosto de 2012

Dia 29. ¿Has visto la nieve?

Despertador, mono desayunando en la terraza
Sabado 4 de agosto de 2012.

Son las 8. Suena el despertador. Mi segundo adiós a Tailandia se hace más duro que el anterior. La improvisada visita a Krabi ha sido como unas vacaciones dentro del viaje. Estos cuatro días  han servido para añadir bastantes anécdotas al diario pero sobre todo para descansar. Además, mi primera toma de contacto con el mar y la playa, el autentico leit motiv del viaje. Se acerca una nueva etapa: Sumatra, arrecifes de coral, rompientes cristalinos y sesiones de surf maratonianas entre amigos.

Monjes celebrando un rito budista
Despedirme de la fina arena de Railay y del Golfo de Andamán significa también decirle hasta pronto a mis compañeros de travesía las últimas dos semanas, Nuria y Nacho. Mi experiencia como viajero solo me hace crecer personalmente y tomarmelo todo aún con mas tranquilidad. Sin embargo, la complicidad de estar entre amigos aumenta las satisfacciones que te brindan tantos descubrimientos en tan poco tiempo. Y es que aunque parezca una paradoja, cuanto más lo conoces, el mundo se hace mayor. El simple hecho de poder compartir estas sensaciones hace que la reflexion pueda ser expresada en voz alta y con ello ampliar el espacio que dedicamos a nuestro pensamiento interior.
Centro budista malayo

De vuelta ya de divagaciones he de continuar con mi relato. El mar esta mucho más tranquilo que los días precedentes. El trayecto en bote hasta tierra firme se hace hoy corto y relajado. El chubasquero que por primera vez utilizo para no llegar empapado a puerto acaba más seco que la camiseta que llevaba debajo, exhausto por el calor que me provocó aquel plástico impermeable.




Mezquita en Little India
Una ciudad multiconfesional

















Hoy es otro día para el estoicismo. Creo que han sido 10 horas de carretera. A ese espacio hay que descontar las paradas. Mientras tanto, siempre se producen situaciones que te llaman la atención. A mediodía, a las 3 aproximadamente nos detenemos en una ciudad fronteriza, aún en Tailandia. Creo que era Haitai, el nombre de la población. Como el margen era suficiente he ido a buscar un lugar donde almorzar. 
Carteles publicitarios. Little India
Haitai no es una ciudad turística, como muchas otras del país, y no están muy acostumbrados a ver pasar por aquí a gente con mi aspecto. Un señor muy simpático que preparaba una cabeza de cochinillo ha atraído mi atención. Entro en el restaurante sin saber si tendría suficiente dinero para pagar, pues solo me quedan 180 baths. De sobra, todo un capital en ese establecimiento. La mujer del que preparaba el cerdito me atiende muy amablemente y me ofrece el único menú que tiene, sopa de noodle y pedacitos de esa carne que preparan cuidadosamente. Como salsa de mojeteo me ponen un antiputus, una mejunje picantoso que hace que la coca cola me dure unos instantes.
Mientras como, llega otro señor. Mi mesa es la única ocupada. Sin embargo, se sienta al lado y  rápidamente entablamos conversación. La comunicación, 8% de inglés, 2% de español y el resto lenguaje de gestos. Le llama mucho la atención mi procedencia. España, fútbol!!winners!! Así, mientras me explica como se toma una sopa de noodles correctamente, sigue curioseando con más preguntas. De entre todas, lo que más le interesa es si yo alguna vez he visto caer del cielo eso blanco, es lo que entiendo por sus gestos después de mucho rato. Cuando le digo que sí, que en las montañas en España hay mucha nieve se le alegra el gesto, no sé si tanto por conocer a alguién que viene de tan lejos o por haberse hecho entender después de tanto esfuerzo.
Antiguo edificio del ferrocarril
Pensando en esta graciosa anécdota y en que más podría añadir hoy al diario se han consumido las horas que me quedaban en la furgoneta. 
A las 8 de la noche llego por fin a Georgetown, capital de la isla de Pulau Penang, Malaysia.
Se ve una ciudad con mucha vida. Desgraciadamente, en ese momento no tengo mucho tiempo para pensar en paseos turísticos. Debo encontrar alojamiento y confirmar el horario del Ferri a Medan, en Sumatra. 
En el primer lugar donde me recomienda la Biblia Planet me atiende un señor muy seco, debe ser chino, pues la verdad de toda la gente que voy encontrando son los más sosos. El hostal es también agencia de viajes, cosa habitual por toda esta zona de Asia, pues siempre intentan sacar el mayor rendimiento a sus negocios, como es normal. Por eso, le pregunto por el primer barco a Medan. Cuál fue mi sorpresa al descubrir que lo que la Biblia del viajero decía estaba completamente desfasado. Desde hace tres años no existe ese servicio. Faltan poco más de doce horas para encontrarme con Chicho y aún no sé cómo llegar.
Krabi-Georgetown, unas 10 horas de recorrido
Cabilando cómo resolver el desajuste sigo la búsqueda de un lugar donde guarecerme. Tras pasar por dos pocilgas que superarían a Comfortable Inn, me decido por el Crystal Backpacker, uno de gama media y donde hay ordenadores para intentar solucionar lo del transporte. 
Lo que podría haberse convertido en una aventura simbadesca terminó de manera mucho más sencilla, según Nacho gracias a mi flor, pues había vuelos Penang-Medan y encima a muy buen precio.
Esperando hacer un lapso mañana a mi travesía como viajero solo, me despido ya de mi cuaderno.

Marco Polo de Bolsa

No hay comentarios:

Publicar un comentario