En este blog se ofrecen algunas experiencias personales y con amigos de diferentes viajes, tanto transoceánicos como de un solo día. Y es que para viajar no hay que sacar ningún billete de avión, a veces a 5 kilómetros de tu casa existen terrenos inexplorados que siempre guardarás en el recuerdo.

lunes, 13 de agosto de 2012

Día 33. Campamento Canarias

Miradas y gestos, idioma universal
Miércoles 8 de agosto de 2012. Con los ojos pegados por las escasas tres horas de sueño tomamos un taxi al aeropuerto. El viaje se va convirtiendo en un extraño bucle en el que se sucede la misma rutina pero con marco muy diferente. Otro hotel, otro taxi, otro control de pasaporte, otro vuelo, otro autobús, otra pelea por no ser tangado.

Esa lucha por evitar el engaño es realmente agotadora. Hoy hemos llegado al colmo, o casi porque siempre 

Día de mercado. Lampung, Sumatra.


Sindicato Sunset. De izda a dcha Richard, Alfonso,
Néstor, Uriel, Yo, Luis y Nacho al objetivo

queda margen para respirar tres veces y tomárselo con calma. Salir de la terminal de llegadas es algo así como jugar al pilla pilla y que no te pasen la peste. Los infectados se acercan para pararte con la misma pregunta de siempre: ¿dónde vas? Pero así como suena, sin presentaciones. Y uno le tiene que decir que muchas gracias, que ya tienes todo solucionado, aunque no sea cierto, porque si te doblegas a la primera ellos lo que te doblan es la tarifa. 
Los mismos protagonistas. Ahora con Nacho al fondo.
Lo peor es que necesitamos lo que nos ofrecen. Aun así, nos tiramos el farol y tomamos un bus, en realidad se parecía más a la furgoneta del pan, que iba recogiendo pasajeros de forma lineal por toda esa calle, como los conchos dominicanos. En la furgobus conocemos a una señora mayor con la que mantenemos una fluida conversación en lenguaje de gestos. Nos pregunta la edad, nos dice la suya (75) y adivina que venimos del aeropuerto y con ello que tenemos dinero. Chasqueando los dedos y haciendo el avioncito con la mano da por hecho que somos ricos. A continuación, se hace la pobrecita con mímica, señalando que pronto irá a la tumba, todo eso con muy buen talante. No obstante, no nos conmueve aunque si pasamos un rato divertido en el baguettemovil.

En la estación de autobuses la caza del turista se repite. Allí pregunto el horario del vehículo a Krui (destino de la estancia surfera) y el precio, que varía en función de lo sanguijuela que sea quien responde. Parece que pagamos la tarifa oficial, 4 euros, y subimos. Si el ultimo coche público se hace llamativo, este esta un par de pisos por encima en el edificio de lo destartalado. Era la guagua con la que hicieron el anuncio de Malibú pero con unos 35 años más. 
Una hora escasa de vuelo y más de siete de coche para llegar a Krui
Después de 5 minutos esperando a que salga y sabiendo que al menos nos quedan 7 horas en ella, Chicho empieza a mover la cabeza de un lado a otro diciéndome que es demasiado jackass. La virtud está en el termino medio, y yo me alegro de que Chicho no se instalase en mi lado de la inconsciencia, porque después de haberlo hecho más tarde en un taxi con aire acondicionado por bastante más dinero (70 €), consideramos ésta una de las mejores inversiones. Solo imaginarnos esa carretera infernal metidos en aquella freidora rodante... Al final dimos el brazo a torcer y cogimos el taxi en el aeropuerto.
Mafia local. Los adolescentes, unos pesados
Como no existe pirata de palabra tampoco un taxista completamente fiable por estos lares. A pesar de que en el casting fuese el mejor no era trigo limpio. Al llegar, o casi, a Krui nos paró en un sitio muy alejado de donde nosotros vamos para sacarse una comisión. Como marionetas sin conciencia el taxista cree que no nos damos cuenta de la jugada. Cuando le decimos que se deje de historias y nos lleve hasta Krui y no a los alrededores se empieza a mosquear, y ya cuando nos instalamos en Sunset Losmen donde no se saca ni una rupia se larga con un rebote que creo que le salió un poco de humo por la oreja derecha.
El lugar elegido aleatoriamente resulta ser el sitio clave. Allí nos encontramos con un chaval de Tenerife, tocayo mío, que nos explica cómo funciona la cosa por aquí. Al rato, comienzan a llegar huéspedes y todos hablando en español o casi, porque también hay unos cuantos bazookas bodyboarders portugueses. Resulta que más de la mitad de las habitaciones están ocupadas por canarios, que han encontrado en Sumatra su Secret Point para la temporada baja en las islas.
Un día muy largo que acaba ya para mi, desde la cama donde escribo mi crónica.

Hasta mañana 
MPdB

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