En este blog se ofrecen algunas experiencias personales y con amigos de diferentes viajes, tanto transoceánicos como de un solo día. Y es que para viajar no hay que sacar ningún billete de avión, a veces a 5 kilómetros de tu casa existen terrenos inexplorados que siempre guardarás en el recuerdo.

jueves, 19 de julio de 2012

Día 12. Súbete al Tubing.

La corriente te arrastra al próximo bar
Tras acabar anoche mi crónica diaria, salimos a dar una vueltecita, y la noche se nos complicó un poquito. Acabamos de farra, como entrando en calor para lo que venía hoy.

Con esta cara de sufrimiento salí a eliminar toxinas




Por la mañana me desperté bastante de repente, cosa rara en mí, que me encanta remolonear. Por mi cabeza solo pasaba una cosa, necesito ir a correr -Juanico, algunas cosas se pegan, jaja-. Incomodas inquilinas en forma de tóxina se habían colado en mi cuerpo y mi conciencia quería expulsarlas. Cogí mis zapatillas y me fui a trotar durante unos 40 minutos. Me dio para hacer 7 km.

Después de la ducha me sentía genial, como en paz conmigo mismo. Con este saludable apunte, paso a cubrir otra deuda, en este caso con mi cuaderno.

Ayer prometía hablar del Tubing y hoy tocaba vivirlo en primera persona. El Tubing es una disciplina fiestera que consiste en alquilar una recámara de camión para lanzarse al río, y que la corriente te lleve hacia cada parada, que son chiringuitos apostados a la orilla del río.


Recámaras para vadear el río
Allí, te reciben con una pulserita pero de verdad, no de esas de papel y con un chupito de whisky. Pero toda disciplina tiene sus reglas, para ser un buen tubero, debes ir vestido para la ocasión. Por cinco euros te haces con una camiseta, un bañador y una bolsa hermética, para poner a resguardo lo que lleves. Además nos recomendaron ir descalzos porque al final todo se te pierde, sobre todo el neumático y con él, los 6 euros de depósito.


Chiringuitos desde los que empieza el jolgorio 
Efectivamente, así fue. Ninguno de nosotros (Mario, Tim, Amir y yo) lo llevó de vuelta. Y bueno, de mi experiencia propia... no voy a contar mucho, pero como todos los demás acabé la jornada un poco perjudicado y sin tiempo ni fluidez para redactar esta crónica  escrita ahora, día siguiente a las 13 horas desde el autobús que me lleva a Vientián.


Se agradece una mano en ese estado de ebriedad

Hasta mañana

MPd B

2 comentarios:

  1. Cuando puedas mete mas fotos.
    Magnífico cuaderno de viaje.
    Pepe Florido

    ResponderEliminar
  2. Hola Pepe, muchas gracias, si la verdad es que me faltan las fotos pero es que subo las crónicas desde el móvil y no me permite ponerlas

    ResponderEliminar